Viñeta del humorista Padylla publicada en La Opinión. |
El día que me incorporé al Senado me estrené con una pregunta a la ministra de Fomento, Ana Pastor, para buscar soluciones a un problema que padecemos los canarios para desplazarnos a la península. La pregunta se formuló en los siguientes términos: “¿Qué piensa hacer el Gobierno de España para garantizar la accesibilidad en términos de precios de los billetes aéreos entre Canarias y la Península?”
Nada. Ésa fue la respuesta de la señora ministra de Fomento, adornada con la afirmación de que los billetes aéreos, entre Canarias y la Península, no se han incrementado y que los canarios pagamos un precio razonable por viajar en avión. ¿Razonable para quién? Y para justificar su afirmación añadió que los precios dependen del mercado, dando a entender que no hay nada que hacer, sin contemplar siquiera la posibilidad de hacer valer ante la Unión Europea nuestra condición de región ultraperiférica.
Después de escucharla está claro que la ministra de Fomento vive en una realidad diferente a la que vivimos en Canarias. Una realidad, la de la insularidad, que ni sufre ni le causa preocupación, según se desprende de su argumentación, a pesar de que afecta a muchos miles de ciudadanos de este país que viven en estas Islas y que la mitad del coste de los billetes aéreos para los canarios (así como en Baleares, Ceuta y Melilla) están subvencionados..
Y, encima, la señora ministra Ana Pastor y sus asesores nos muestran un estudio en el que ofrecen una tarifa media de un año sobre el precio del billete ya adquirido y tras aplicar el descuento a los residentes. Una respuesta con trampa, una manipulación estadística que no refleja la realidad del coste del billete de avión para el bolsillo de las familias canarias o del turista peninsular al que le sale más barato ir al Caribe o a cualquier otro destino en avión que a las Islas Canarias. Sobre todo en fechas claves para los españoles, como Navidad y Semana Santa o durante el verano, cuando los precios, que ya son altos, se triplican con respecto a la media, precisamente en épocas que muchas familias canarias utilizan para sus reencuentros.
Estamos ya cansados de recordar que vivimos en islas y que, en otras comunidades autónomas, los españoles pueden escoger entre diferentes medios de transporte para sus traslados lo que provoca una competencia en precios que abarata el transporte en la península. Pero en Canarias, no existe esta competencia. No es posible.
Hay que reconocer que la propia ministra de Fomento se dirigió recientemente a las compañías aéreas para plantearles que trasladaran a los pasajes con Canarias la drástica bajada de precios de los combustibles. La respuesta ha sido negativa. Nosotros creemos que, además de ser inflados los precios, las aerolíneas, ante la pasividad de este gobierno, intentan sacar el mayor provecho a las rutas con Canarias tanto por lo que pagan los usuarios como por el 50% subvencionado.
Esta situación ha puesto de manifiesto, una vez más, la poca capacidad o interés del Gobierno de España para intervenir en la defensa del interés general. Sobre todo cuando se trata de los canarios. Esto es lo que ocurre en los mercados liberalizados cuando el Gobierno no regula y deja que los beneficios empresariales sean los que manden. Por eso nos preocupa la venta del 49% de AENA y la consiguiente privatización de los Aeropuertos Canarios. Una operación que supone la pérdida de la capacidad de intervención en unas infraestructuras públicas esenciales y en régimen de monopolio, estratégicas para nuestro desarrollo socio económico.
En Península tienen una red de autopistas que pagamos todos tanto su construcción como su rescate. Además cuentan con el tren como alternativa de transporte también de propiedad pública. Por si fuera poco, se construyó una desproporcionada red de aeropuertos. Pero lejos de priorizar las necesidades de los que tienen más problemas de movilidad, desde el Ministerio de Fomento se realizan agresivas políticas de descuentos de precios en el AVE para captar usuarios a costa del dinero de todos los españoles, incluidos los canarios. El problema es que gran parte de esos usuarios se los quita el AVE al avión, y las compañías aéreas suben las tarifas en las rutas donde no tienen competencia como es Canarias. También es en Canarias donde se padece más la reestructuración y cierre de rutas (Iberia ha dejado gran parte de las conexiones con las islas) o, en el peor de los casos, la desaparición de compañías aéreas (Spanair).
Tras lo vivido en estos días, me pregunto si hay un Proyecto Integral del Transporte en España, que incluya a Canarias como territorio estratégico. De lo contrario, es evidente quién tiene la culpa del alejamiento entre Canarias y España.
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